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El tío Bigote: la popular maravilla PUCP

Carlos Abanto, conocido como el "Tío Bigote", nos comenta sobre su popularidad y su vida.

Publicado: 2014-09-18
A las afueras de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) existe un personaje con mostacho prominente que no pasa de desapercibido cada mediodía en su carrito sanguchero, ya que este para repleto de alumnos que quieren calmar su hambre con una hamburguesa. A pesar de que no ganó el concurso de los 150 años de mucho filin, obtuvo un meritorio séptimo puesto. El Tío Bigote se ha hecho leyenda entre la comunidad universitaria de la Universidad Católica en 25 años de trabajo constante, vendiendo hamburguesas en su carrito ubicado entre las avenidas Mariano Cornejo y Universitaria. Es loable que Carlos Abanto, el Tío Bigote, haya logrado su realización personal y sus objetivos, siendo uno de estos: lograr que sus hijas estudien en la universidad que él deseaba para ellas. 

¿Antes de ser el “Tío Bigote” a qué se dedicaba?
Trabajaba en una compañía textil en San Miguel, Barrington.
¿De dónde sale el nombre de “El Tío Bigote”?
Ah… Por el bigote, pues. Lo que pasa es que yo llego acá sin razón social. Y bueno, los cachimbos siempre me decían: “Tío bigote”. Ya al final le optamos por ponerle “El tío Bigote”.
¿Cómo empezó esta idea de poner un carrito de hamburguesas?
Hace 25 años, cuándo no había esto. En esos tiempos salían de moda estos carritos para vender en la calle. Entonces, con mi esposa, conversando un día: “Oye qué tal si ponemos el carrito frente a la Católica”. Y yo dije: “Ya pues, pongámoslo”. Y bueno, aquí estamos, hermano.
¿Y por qué vender hamburguesas?
En ese entonces, salían los carritos sangucheros, obvio que para vender hamburguesas. Y sabía cocinar.
¿Y cómo es que usted es tan conocido por la Universidad Católica?
Es que a mí me eligieron maravilla de la Católica. Soy segunda maravilla de la Universidad Católica.
¿Y qué sintió cuando lo eligieron maravilla de la Católica?
Bueno, primero esto fue un concurso que incluso era solamente para lo que está dentro de la Católica. Se armó una polémica, que el Tío Bigote no pertenece a la Católica y que no puede entrar al concurso. Y los alumnos estaban ahí diciendo que el Tío Bigote es parte de la universidad y así que hay que considerarlo. Y al final me consideraron y salimos segundos. ¿Creo que nos ganó las ardillas? (El Tío Bigote quedó segundo luego de la Biblioteca Central PUCP)
¿Cómo se generó está empatía con los alumnos?
Yo creo que es la manera con la que los tratas. Claro, porque hay un montón de sangucheros. Yo creo que debo agradecer a Dios porque sé que les caigo bien a mis clientes, también me preocupo por atenderlos bien, también. Pasan generaciones de generaciones y regresan con su familia y recuerdan sus viejos tiempos. Es más me cuentan que cuando unos chicos se estaban graduando, en una oportunidad les dijeron que más vas a recordar de tu universidad y ellos respondían: “Al Tío Bigote”.
¿Y cómo es su relación con los clientes que vienen a comer?
Yo creo que me preocupo por atenderlos como se merecen. Porque yo me debo a ellos y por ello, me preocupo por atenderlos bien. Y son etapas del estudiante que ves, como le decía en una entrevista a Spencer. Por ejemplo, llegan los cachimbos y con ellos es otro trato porque son muchachitos que recién salen del colegio y a ellos hay que darles otro trato. Son más movidos, más loquitos, más vacilón. Y yo los atiendo de acuerdo a la etapa. Por ejemplo, pasan 2 años o tres años y es otro tipo de persona. Van cambiando, van madurando, entonces allí es otro trato, más seriedad, conversamos de otros temas. En cambio, con los cachimbos no. Hay puras palomilladas en sí.
Hay muchos cachimbos que vienen acá y luego terminan y ocupan cargos importantes. Vienen desde cachimbos y terminan siendo funcionarios importantes, profesionales, etc.
Por ejemplo, cuando terminan la universidad. En el día de su graduación es otra gente. Son señores, señoritas, es otro trato y yo me doy cuenta realmente de las etapas del ser humano.
¿Cómo tomó la noticia de que usted fue nominado al concurso de Soda Field?
Eso fue una sorpresa, porque yo justamente estaba de vacaciones. Estaba en Chimbote todavía. Vienen a buscarme y no me encuentran. Van a la universidad porque yo tengo dos hijas en la universidad, ellos saben en sí, pensaban que les iban a dar información y no les dieron. Entonces fueron al municipio y en el municipio sí les dieron información. Les dieron mi teléfono y me llamaron.
¿Cómo reaccionan sus hijas cuando los alumnos de la universidad saben que su papá es el Tío Bigote?
Es lindo en sí. En realidad ellas también son famosas. O sea la fama también las tienen ellas. Incluso había un reto que decía: ¿Quién conoce a la hija del Tío Bigote? Y había mucha gente que lo conoce a mi hija. Ese fue un reto de las cachimbadas.
Me imagino que el esfuerzo mayor es por sus hijas. ¿Qué significa eso para usted? Lograr que sus hijas estudien en una universidad que puede ser considerada la primera en el Perú.
Yo la considero la primera del Perú. Para mí realmente es una alegría y un esfuerzo que ha visto sus frutos. Esto que hago es por ellas. Y ellas ya saben cómo seguir sus rumbos. Una pronto se va a graduar y serán unas profesionales y yo estaré orgulloso de sus logros de ellas. Estoy agradecido porque ellas me apoyan en esto, incluso que ellas traen a sus compañeros de estudios acá; es decir, me traen clientes también.
¿Qué aspira de la vida, para usted y su familia?
Yo creo lo que le digo a mis hijas. Que ellas sean personas de bien. Yo creo que por mí “ya fue”, considero que ya he llegado al límite, por la edad que uno ya tiene y además, yo ya me siento realizado. Lo que quiero es que ellas en sí escalen más. Que tengan trabajo o su empresa posiblemente. Y que la economía mejore.

Escrito por

Yohel Cruz

Estudiante de periodismo, fanático de Alemania y el Perú.


Publicado en

Pacto de soledad

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